jueves, 26 de mayo de 2016

La declaración de los derechos del hombre y del ciudadano

LA DECLARACIÓN DE LOS DERECHOS DEL HOMBRE Y DEL CIUDADANO


Es, junto con los decretos del 4 y el 11 de agosto de 1789 sobre la supresión de los derechos feudales, uno de los textos fundamentales votados por la Asamblea nacional constituyente formada tras la reunión de los Estados Generales durante la Revolución Francesa.
El principio de base de la Declaración fue adoptado antes del 14 de julio de 1789 y dio lugar a la elaboración de numerosos proyectos. Tras largos debates, los diputados votaron el texto final el día 26 de agosto.
En la declaración se definen los derechos “naturales e imprescriptibles” como la libertad, la propiedad, la seguridad, la resistencia a la opresión. Asimismo,reconoce la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y la justicia. Por último, afirma el principio de la separación de poderes.
El Rey Luis XVI la ratificó el 5 de octubre, bajo la presión de la Asamblea y el pueblo, que había acudido a Versalles. Sirvió de preámbulo a la primera constitución de la Revolución Francesa, aprobada en 1791.


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TEXTO ÍNTEGRO aprobado en la ASAMBLEA NACIONAL FRANCESA – 1789

Los representantes del pueblo francés, constituidos en Asamblea Nacional. considerando que la ignorancia, el olvido o el desprecio de los derechos del hombre, son las principales causas de las desgracias públicas y de la corrupción de los gobiernos, han resuelto exponer en una declaración solemne los derechos naturales, inalienables y sagrados del hombre, para que esta declaración, constantemente presente a todos los miembros del cuerpo social, les recuerde sin cesar sus derechos y sus deberes; para que los actos del poder legislativo y los del poder ejecutivo puedan en cada instante ser comparados con el objeto de toda institución política y sean más respetados; para que las reclamaciones de los ciudadanos, fundadas desde ahora sobre principios simples e incontestables tiendan siempre al mantenimiento de la Constitución y a la felicidad de todos En consecuencia, la Asamblea Nacional reconoce y declara, en presencia y bajo los auspicios del Ser Supremo, los siguientes derechos del hombre y del ciudadano:
Artículo 1. Los hombres nacen y permanecen libres e iguales en derechos. Las distinciones sociales no pueden fundarse más que sobre la utilidad común.
Artículo 2. El objeto de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión.
Artículo 3. El principio de toda soberanía reside esencialmente en la nación. Ningún cuerpo ni individuo puede ejercer autoridad que no emane expresamente de ella.
Artículo 4. La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no dañe a otro; por tanto, el ejercicio de los derechos naturales de cada hombre no tiene otros límites que los que aseguren a los demás miembros de la sociedad el disfrute de estos mismos derechos. Estos límites no pueden ser determinados más que por la ley.
Artículo 5. La ley no tiene el derecho de prohibir más que las acciones nocivas a la sociedad. Todo lo que no está prohibido por la ley no puede ser impedido, y nadie puede ser obligado a hacer lo que ella no ordena.
Artículo 6. La ley es la expresión de la voluntad general. Todos los ciudadanos tienen derecho a contribuir personalmente, o por medio de sus representantes, a su formación. La ley debe ser idéntica para todos, tanto para proteger como para castigar. Siendo todos los ciudadanos iguales ante sus ojos, son igualmente admisibles a todas las dignidades, puestos y empleos públicos, según su capacidad, y sin otra distinción que la de sus virtudes y talentos.
Artículo 7. Ningún hombre puede ser acusado, arrestado ni detenido más que en los casos determinados por la ley y según las formas por ella prescritas. Los que soliciten, expidan, ejecuten o hagan ejecutar órdenes arbitrarias, deben ser castigados, pero todo ciudadano llamado o designado en virtud de la ley, debe obedecer en el acto: su resistencia le hace culpable.
Artículo 8. La ley no debe establecer más que las penas estricta y evidentemente necesarias, y nadie puede ser castigado más que en virtud de una ley establecida y promulgada con anterioridad al delito, y legalmente aplicada.
Artículo 9. Todo hombre ha de ser tenido por inocente hasta que haya sido declarado culpable, y si se juzga indispensable detenerle, todo rigor que no fuere necesario para asegurarse de su persona debe ser severamente reprimido por la ley.
Artículo 10. Nadie debe ser molestado por sus opiniones, incluso religiosas, con tal de que su manifestación no altere el orden público establecido por la ley.
Artículo 11. La libre comunicación de los pensamientos y de las opiniones es uno de los más preciosos derechos del hombre. Todo ciudadano puede, pues, hablar, escribir, imprimir libremente, salvo la obligación de responder del abuso de esta libertad en los casos determinados por la ley.
Artículo 12. La garantía de los derechos del hombre y del ciudadano necesita de una fuerza pública; esta fuerza queda instituida para el bien común v no para la utilidad particular de aquellos a quienes está confiada.
Artículo 13. Para el mantenimiento de la fuerza pública y para los gastos de administración es indispensable una contribución común. Esta contribución debe ser repartida por igual entre todos los ciudadanos, en razón de sus facultades.
Artículo 14. Todos los ciudadanos tienen el derecho de comprobar por sí mismos o por sus representantes la necesidad de la contribución pública, de consentirla libremente, de vigilar su empleo y de determinar su cuantía, su asiento. cobro y duración.
Artículo 15. La sociedad tiene el derecho de pedir cuentas a todo agente público de su administración.
Artículo 16. Toda sociedad en la que la garantía de los derechos no está asegurada, ni la separación de los poderes determinada, no tiene Constitución.
Artículo 17. Siendo la propiedad un derecho inviolable y sagrado, nadie puede ser privado de ella, si no es en los casos en que la necesidad pública, legalmente comprobada, lo exija evidentemente, y bajo la condición de una indemnización justa y previa.



Los símbolos de la revolución

Los símbolos de la Revolución:


EL GORRO FRIGIO

Símbolo de libertad, formaba parte del atuendo de los esclavos liberados en Grecia y Roma. Con un gorro de este tipo se cubrían también los marinos y galeotes del Mediterráneo. Se supone que los revolucionarios del sur de Francia lo copiaron. En el siglo XIX, el gorro frigio se consagró definitivamente como símbolo internacional de la libertad y el republicanismo.
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LA ESCAPARELA

Los primeros días de la Revolución Francesa atribuyen esos tres colores al símbolo revolucionario en forma de escarapela. En ese mes de julio de 1789, poco antes de la toma de la Bastilla y en medio de la intensa agitación que recorre las calles de París se forma una milicia que decide lucir un signo distintivo, una divisa iluminada con los dos colores parisinos de entonces, el rojo y el azul. El 17 de julio, cuando Luis XVI se dirige a París para reconocer a la nueva Guardia Nacional, luce la escarapela roja y azul a la que Lafayette, el comandante de la Guardia, parece haber añadido el blanco real.
La ley de 27 pluvioso del año II (15 de febrero de 1794) dispone que la bandera tricolor constituirá el pabellón nacional francés y llevará el color azul unido al asta, siguiendo la inspiración del pintor francés David.
En el siglo XIX el color blanco de los monárquicos legitimistas no cesará de enfrentarse a la herencia tricolor de la Revolución. El pabellón blanco lucirá de nuevo bajo los cielos de la Restauración, pero el rey Luis Felipe no tardará en volver a izar la bandera tricolor, esta vez llevando como adorno el gallo galo.
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LA MARSELLESA

1) FRANCES:Allons enfants de la PatrieLe jour de gloire est arrivéContre nous de la tyrannieL’étendard sanglant est levé (2x)Entendez vous dans les campagnesMugir ces féroces soldatsIls viennent jusque dans vos bras,Egorger vos fils, vos compagnes
(Refrain:)
Aux armes citoyens! Formez vos bataillons!Marchons, marchons,Qu’un sang impur abreuve nos sillons
Amour sacré de la PatrieConduis, soutiens nos bras vengeurs!Liberté, Liberté chérie!Combats avec tes défenseurs (2x).Sous nos drapeaux, que la victoireAccoure à tes mâles accents,Que tes ennemis expirantVoient ton triomphe et notre gloire!
(au Refrain)
Nous entrerons dans la carrière,Quand nos aînés n’y seront plusNous y trouverons leur poussièreEt les traces de leurs vertus. (2x)Bien moins jaloux de leur survivreQue de partager leur cercueil,Nous aurons le sublime orgueilDe les venger ou de les suivre!
(au Refrain)
¡ Aux armes citoyens !2) ESPAÑOL:Marchemos, hijos de la patria,Que ha llegado el día de la gloriaEl sangriento estandarte de la tiraníaEstá ya levantado contra nosotros (bis)¿ No oís bramar por las campiñasA esos feroces soldados?Pues vienen a degollarA nuestros hijos y a nuestras esposas
¡ A las armas, ciudadanos!¡ Formad vuestros batallones!Marchemos, marchemos,Que una sangre impuraEmpape nuestros surcos.
¿ Qué pretende esa horda de esclavos,De traidores, de reyes conjurados?¿ Para quién son esas innobles trabasy esas cadenasTiempo ha preparadas? (bis)
¡ Para nosotros, franceses ! Oh, qué ultraje ! (bis)¡ Qué arrebato nos debe excitar!Es a nosotros a quienes pretenden sumirDe nuevo en la antigua esclavitud¡ Y qué ! Sufriremos que esas tropas extranjerasDicten la ley en nuestros hogares,Y que esas falanges mercenariasVenzan a nuestros valientes guerreros? (bis)
¡ Gran Dios ! Encadenadas nuestras manos,Tendríamos que doblegar las frentes bajo el yugo!Los dueños de nuestro destinoNo serían más que unos viles déspotas.¡ Temblad ! tiranos, y también vosotros, pérfidos,Oprobio de todos los partidos!¡ Temblad ! Vuestros parricidas proyectosVan al fin a recibir su castigo. (bis)
Todos son soldados para combatiros.Si perecen nuestros héroes.Francia produce otros nuevosDispuestos a aniquilaros.¡ Franceses, como magnánimos guerrerosSufrid o rechazad los golpes !Perdonad estas pobres víctimasQue contra su voluntad se arman contra nosotros.Pero esos déspotas sanguinarios,Pero esos cómplices de Bouillé,Todos esos tigres que, sin piedad,Desgarran el corazón de su madre …Nosotros entramos en el caminoCuando ya no existan nuestros mayores ;Allí encontraremos sus cenizasY la huella de sus virtudes. (bis)
No estaremos tan celosos de seguirlesComo de participar de su tumba ;¡ Tendremos el sublime orgulloDe vengarles o de seguirles !¡ Amor sagrado de la patria,Conduce y sostén nuestros brazosvengadores !¡ Libertad, libertad querida,Pelea con tus defensores (bis)
¡ Que la victoria acuda bajo tus banderasAl oír tus varoniles acentos !¡ Que tus enemigos moribundosVean tu triunfo y nuestra gloria !
¡ A las armas ciudadanos !

“La Marsellesa”, actual himno nacional de Francia fue originariamente un canto de guerra revolucionario e himno a la libertad, que se creó para subir la moral del ejército revolucionario francés que marchaba a la guerra hacia Austria, en concreto hacia el Rhin.
La historia
En 1792, tras la declaración de guerra del Rey a Austria, un oficial francés en misión en Estrasburgo, Rouget de l’Isle, compone, en la noche del 25 al 26 de abril, en casa de Dietrich, alcalde de la ciudad, un canto que es adoptado por los federados de Marsella que participan en la insurrección de las Tullerías, el 10 de agosto del mismo año. Su éxito es tal, que se lo declara “canto nacional” el 14 de julio de 1795.
La música
En pocas semanas, el “Himno de los Marselleses” se difunde en Alsacia en forma manuscrita o impresa, y pronto es publicado por numerosos editores parisienses. El carácter anónimo de las primeras ediciones dio lugar a que se dudara de que Rouget de l’Isle, compositor más bien mediocre, fuera realmente su autor.
No existe una versión única de la Marsellesa: desde el principio, ésta fue puesta en música en diversas formas, con o sin canto. Por eso, al ser declarada himno oficial en 1879 sin que se especificara la versión, podía producirse un gran desorden musical cuando se reunían diferentes formaciones.

LA GUILLOTINA

La guillotina es una máquina utilizada para aplicar la pena capital por decapitación.
La máquina empezó a ser llamada guillotina, por el Dr Joseph Ignace Guillotín, aunque se debe aclarar que él no fue el inventor de dicho dispositivo. Como diputado en la Asamblea Constituyente Francesa en ese entonces, el Dr. Guillotin propuso el uso de la máquina para llevar a cabo las ejecuciones. De modo que, como fue él quien sugirió el uso del artefacto, la máquina empezó a ser nombrada por su apellido.
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La guillotina tradicional consiste en un armazón de dos montantes verticales unidos en su parte superior por un travesaño denominado chapeau, que sostiene en alto una cuchilla de acero con forma triangular con un plomo de más de 60 kilogramos (mouton) en su parte superior. En su parte inferior se dispone un cepo de dos medias lunas (fenêtre) de las cuales la superior es móvil. Justo detrás de la máquina hay una plancha de madera que actúa como báscula.
Hasta el siglo XX, era común que la guillotina estuviera elevada sobre un cadalso y pintada de rojo. Una ejecución puede completarse en menos de un minuto; de hecho, la acción mecánica es tan rápida que la cabeza permanece consciente unos segundos después de haber sido cercenada.
Aunque la decapitación manual, mediante espada o hacha, se ha utilizado desde tiempos remotos, la decapitación mecánica no parece ser tan antigua. Es conocida por la fama que ganó a partir de 1792 durante la Revolución Francesa con sus decenas de miles de ejecuciones.
Para evitar al condenado sufrimientos inútiles, Guillotín propuso a la Asamblea (octubre de 1789) la adopción de la máquina, pero no fue escuchado. Insistió y, en abril de 1792, fue ensayada con cadáveres y animales. El secretario de la Academia de Cirugía, Doctor Antonio Luis, modificó la cuchilla horizontal por otra con forma oblicua, de mayor efectividad en el corte. La Asamblea Constituyente adoptó el uso de la guillotina a fin de que la pena de muerte fuera igual para todos, sin distinción de rangos ni clase social. El primer ajusticiado de esta forma fue un bandido llamado Pelletier, el 27 de mayo de 1792.
En un principio el corte de la hoja era horizontal, pero debido a los fallos en las pruebas realizadas con cadáveres y por recomendación del propio Luis XVI (el cual murió aguillotinado en la revolución), se inclinó para que cortase eficazmente. El reo es acostado sobre la báscula posterior y empujado al trangallo o cepo, donde su cuello queda aprisionado; el verdugo acciona un resorte y la cuchilla cae, separando la cabeza del tronco a la altura de la cuarta vértebra cervical, la cual es recogida en un saco de cuero (y no en un cesto, como tantas veces se ha visto en películas).
La última ejecución efectuada en Francia con este método tuvo lugar el 10 de septiembre de 1977; el ajusticiado se llamaba Hamida Djandoubi y era un inmigrante tunecino que había asesinado a su compañera.
Luego de sucesivas movilizaciones por parte de organizaciones de derechos humanos, fue abolida en 1981.
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 MARIANNE

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Es la figura alegórica de la República Francesa. Bajo la apariencia de una mujer tocada con un gorro frigio, Marianne encarna la República Francesa y representa la permanencia de los valores de la república y de los ciudadanos franceses: «Libertad, Igualdad, Fraternidad». Marianne es la representación simbólica de la madre patria fogosa, guerrera, pacífica, alimentadora y protectora.
Origen del nombre: Marianne parece provenir de la contracción de Marie y Anne, dos nombres muy extendidos en el siglo XVIII entre la población femenina del reino francés.
Para los aristócratas contra-revolucionarios, ese nombre era considerado como peyorativo, debido a que representaba al pueblo. Los revolucionarios lo adoptaron para simbolizar el cambio de régimen, pero sobre todo porque subrayaba el simbolismo de la “madre patria”, de la madre alimentadora que protege a los hijos de la república. Los republicanos del Midi contribuyeron también a asociar ese nombre con su ideal político (una canción en occitano,La garisou de Mariano, fue muy popular en el otoño de 1792).
Este nombre será, dado el consenso entre partidarios y adversarios de la república, rápidamente aceptado por todo el pueblo francés.
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Vocabulario usado en esa época

Vocabulario usado en esta época:


Tercer Estado: representaba a la mayoría de la población estaba conformado por burgueses y mercaderes, campesinos, artesanos, obreros. Estos últimos vivían en una situación deplorable.

Derechos feudales: impuesto que pagaban los campesinos a los señores o nobles

Estado Llano: significa lo mismo que el tercer estado es el estrato social inferior La mayoría de ellos vivían en condiciones de miseria

Antiguo Régimen: tipo de estado que tenía Francia antes de la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano en que gobernaba la monarquía absoluta.

Estados generales: eran una asamblea, compuesta por: el clero, la nobleza y el tercer estado. Esta asamblea se había citado por última vez en 1614 y el dramatismo de la situación obligó al gobierno a convocarla nuevamente.

Comuna de París: Nombre que recibió el gobierno revolucionario francés formado por 92 miembros durante la guerra franco-prusiana

Asamblea Constituyente: la conformaban miembros de la Asamblea Nacional que juraron no disolverse hasta haber conformado una constitución para Francia.

La Bastilla: Era una fortaleza que fue usada como cárcel. Para los que vivían cerca de ella era símbolo de la opresión del rey

El Consulado: etapa del gobierno de Napoleón en que se creó el código civil, entre otras cosas que se construyeron y crearon.

Constitución civil del clero: declaró, según la A. Constituyente, que los sacerdotes y obispos sería elegidos por votación popular y no por intervención del papa.

Directorio: gobierno que asumió antes de Napoleón que usaba claramente la división de los poderes. Duró 4 años caracterizados por los problemas económicos.

Jacobinos: partido político revolucionario francés, recibe este nombre porque se reunían en el convento de San Jacobo usaban un gorro rojo, pantalones largos, en oposición al A. Régimen y sus principales líderess fueron Marat, Danton y Robespierre.
Montañeses: Así se les llamaba también a los jacobinos

Girondinos: grupo republicano francés de clase media, participo en la asamblea legislativa y en la convención. Se llaman así porque provenían de Gironde, una región francesa. Eran Moderados

Baron De Montesquieu

BARÓN DE MONTESQUIEU

Barón de Montesquieu
(Charles-Louis de Secondat, barón de Montesquieu) Pensador francés (La Brède, Burdeos, 1689 – París, 1755). Perteneciente a una familia de la nobleza de toga, Montesquieu siguió la tradición familiar al estudiar Derecho y hacerse consejero del Parlamento de Burdeos (que presidió de 1716 a 1727). Vendió el cargo y se dedicó durante cuatro años a viajar por Europa observando las instituciones y costumbres de cada país; se sintió especialmente atraído por el modelo político británico, en cuyas virtudes halló argumentos adicionales para criticar la monarquía absoluta que reinaba en la Francia de su tiempo.
Montesquieu ya se había hecho célebre con la publicación de sus Cartas persas (1721), una crítica sarcástica de la sociedad del momento, que le valió la entrada en la Academia Francesa (1727). En 1748 publicó su obra principal, Del espíritu de las Leyes,obra de gran impacto (se hicieron 22 ediciones en vida del autor, además de múltiples traducciones a otros idiomas). Hay que enmarcar su pensamiento en el espíritu crítico de la Ilustración francesa, con el que compartió los principios de tolerancia religiosa, aspiración a la libertad y denuncia de viejas instituciones inhumanas como la tortura o la esclavitud; pero Montesquieu se alejó del racionalismo abstracto y del método deductivo de otros filósofos ilustrados para buscar un conocimiento más concreto, empírico, relativista y escéptico.
En El espíritu de las Leyes, Montesquieu elaboró una teoría sociológica del gobierno y del derecho, mostrando que la estructura de ambos depende de las condiciones en las que vive cada pueblo: en consecuencia, para crear un sistema político estable había que tener en cuenta el desarrollo económico del país, sus costumbres y tradiciones, e incluso los determinantes geográficos y climáticos.
De los diversos modelos políticos que definió, Montesquieu asimiló la Francia de Luis XV -una vez eliminados los parlamentos- al despotismo, que descansaba sobre el temor de los súbditos; alabó en cambio la república, edificada sobre la virtud cívica del pueblo, que él identificaba con una imagen idealizada de la Roma republicana; pero, equidistante de ambas, definió la monarquía como un régimen en el que también era posible la libertad, pero no como resultado de una virtud ciudadana difícilmente alcanzable, sino de la división de poderes y de la existencia de poderes intermedios -como el clero y la nobleza- que limitaran las ambiciones del príncipe.
Fue ese modelo, que identificó con el de Inglaterra, el que Montesquieu deseó aplicar en Francia, por entenderlo adecuado a sus circunstancia nacionales. La clave del mismo sería la división de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, estableciendo entre ellos un sistema de equilibrios que impidiera que ninguno pudiera degenerar hacia el despotismo.
Desde que la Constitución de los Estados Unidos plasmó por escrito tales principios, la obra de Montesquieu ejerció una influencia decisiva sobre los liberales que protagonizaron la Revolución francesa de 1789 y la posterior construcción de regímenes constitucionales en toda Europa, convirtiéndose en un dogma del Derecho Constitucional que ha llegado hasta nuestros días. Pero, junto a este componente innovador, no puede olvidarse el carácter conservador de la monarquía limitada que proponía Montesquieu, en la que procuró salvaguardar el declinante poder de los grupos privilegiados (como la nobleza, a la que él mismo pertenecía), aconsejando, por ejemplo, su representación exclusiva en una de las dos cámaras del Parlamento.

Antoine-Laurent De Lavoisier

ANTOINE-LAURENT DE LAVOISIER


Antoine-Laurent de Lavoisier
(París, 1743 – id., 1794) Químico francés, padre de la química moderna. Orientado por su familia en un principio a seguir la carrera de derecho, Antoine-Laurent de Lavoisier recibió una magnífica educación en el Collège Mazarino, en donde adquirió no sólo buenos fundamentos en materia científica, sino también una sólida formación humanística.
Lavoisier ingresó luego en la facultad de derecho de París, donde se graduó en 1764, por más que en esta época su actividad se orientó sobre todo hacia la investigación científica. En 1766 recibió la medalla de oro de la Academia de Ciencias francesa por un ensayo sobre el mejor método de alumbrado público para grandes poblaciones. Con el geólogo J.E. Guettard, confeccionó un atlas mineralógico de Francia. En 1768 presentó una serie de artículos sobre análisis de muestras de agua, y fue admitido en la Academia, de la que fue director en 1785 y tesorero en 1791.
Su esposa, Marie Paulze, con quien se casó en 1771, fue además su más estrecha colaboradora, e incluso tradujo al inglés los artículos redactados por su esposo. Un año antes, éste se había ganado una merecida reputación entre la comunidad científica de la época al demostrar la falsedad de la antigua idea, sostenida incluso por Robert Boyle, de que el agua podía ser convertida en tierra mediante sucesivas destilaciones.
La especulación acerca de la naturaleza de los cuatro elementos tradicionales (aire, agua, tierra y fuego) llevó a Lavoisier a emprender una serie de investigaciones sobre el papel desempeñado por el aire en las reacciones de combustión. Presentó a la Academia los resultados de su investigación en 1772, e hizo hincapié en el hecho de que cuando se queman el azufre o el fósforo, éstos ganan peso por absorber «aire», mientras que el plomo metálico formado tras calentar el plomo mineral lo pierde por haber perdido «aire». A partir de los trabajos de Priestley, acertó a distinguir entre un «aire» que no se combina tras la combustión o calcinación (el nitrógeno) y otro que sí lo hace, al que denominó oxígeno (productor de ácido).
Los resultados cuantitativos y demás evidencias que obtuvo Lavoisier se oponían a la teoría del flogisto, aceptada incluso por Priestley, según la cual una sustancia hipotética –el flogisto– era la que se liberaba o se adquiría en los procesos de combustión de las sustancias. Lavoisier publicó en 1786 una brillante refutación de dicha teoría, que logró persuadir a gran parte de la comunidad científica del momento, en especial la francesa; en 1787 se publicó el Méthode de nomenclature chimique, bajo la influencia de las ideas de Lavoisier, en el que se clasificaron y denominaron los elementos y compuestos entonces conocidos.
En 1789, en colaboración con otros científicos fundóAnnales de Chimie, publicación monográfica dedicada a la nueva química. La expansión de la doctrina defendida por Lavoisier se vio favorecida con la publicación en 1789 de su obra Tratado elemental de química. De este libro, que contiene una concisa exposición de su labor, cabe destacar la formulación de un primer enunciado de la ley de la conservación de la materia.
También efectuó investigaciones sobre la fermentación y sobre la respiración animal. De los resultados obtenidos tras estudiar el intercambio de gases durante el proceso de respiración, en una serie de experimentos pioneros en el campo de la bioquímica, concluyó que la respiración es un tipo de reacción de oxidación similar a la combustión del carbón, con lo cual se anticipó a las posteriores explicaciones del proceso cíclico de la vida animal y vegetal.
Lavoisier fue asimismo un destacado personaje de la sociedad francesa de su tiempo. De ideas moderadas, desempeñó numerosos cargos públicos en la Administración del Estado, si bien su adhesión al impopular Ferme Générale le supuso la enemistad con el revolucionario Marat. Un año después del inicio del Terror, en mayo de 1794, tras un juicio de tan sólo unas horas, un tribunal revolucionario lo condenó a la guillotina.

Véase  https://es.wikipedia.org/wiki/Antoine_Lavoisier 

George Jacques Danton

GEORGE JACQUES DANTON

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Político de la Revolución francesa (Arcis, Aube, 1759 – París, 1794). A partir del estallido de la Revolución en 1789, este joven abogado se erigió como líder de las masas populares de París, con las que conectó gracias a su oratoria llana, su energía desbordante y su carácter vitalista.
Fue uno de los animadores del Club de los Cordeliers,aunque mantenía contacto con el de los Jacobinos. Apenas había entrado en la Administración revolucionaria de París cuando el intento de huida de Luis XVI a Varennes le hizo apoyar las peticiones de instaurar la República (1791); pero escapó a la represión sobre el movimiento republicano huyendo a Inglaterra y atrayéndose así las primeras acusaciones de inmoralidad.
A su regreso se convirtió en uno de los inspiradores de las jornadas revolucionarias de 1792 que dieron paso al régimen de la Convención; al principio ocupó en dicho régimen un papel político preponderante, teóricamente como ministro de Justicia, pero en la práctica actuando como un verdadero jefe de gobierno. Elegido diputado por París, se alineó con el radical partido de la Montaña, si bien sus ideas le inclinaban más bien a un compromiso con los rivales girondinos.
En 1793 propuso la creación de un sistema de Comités que ejercerían el poder ejecutivo ante la situación de emergencia creada por las amenazas interiores y exteriores contra el régimen revolucionario. Él mismo llegó a presidir el más importante, el Comité de Salvación Pública; sin embargo, tres meses más tarde fue expulsado y sustituido por Robespierre, dando comienzo un periodo de dictadura revolucionaria de los «montañeses».
Danton -que había apoyado la concesión de poderes especiales al Comité- se opuso a esa dictadura y a la sangrienta represión que lanzó contra toda clase de disidentes (conocida como el «Terror»); argumentando que las victorias militares obtenidas por los ejércitos revolucionarios en 1793 hacían ya innecesarias las medidas de excepción, organizó una campaña política en favor de la clemencia y de la aplicación de la Constitución.
Danton había sido acusado de corrupción y de cobardía por los girondinos, pues había aprovechado su influencia política para enriquecerse y se había ausentado cada vez que se acercaba el peligro; su talante de vividor volvió a quedar de manifiesto cuando, tras enviudar, tomó por esposa a una joven de 16 años y se retiró algún tiempo de la política. Los hombres de Robespierre y de Saint-Just (los Jacobinos) aprovecharon esta imagen de hombre sin escrúpulos para atacar a Danton y a sus partidarios (los «Indulgentes»); detenidos por el Comité de Salvación Pública, fueron juzgados por un Tribunal revolucionario y guillotinados a la semana siguiente.
Aunque nunca hizo explícito su programa de gobierno, Danton ha quedado para la historia como el símbolo de la Revolución en su aspecto puramente liberal, burgués, republicano, clemente y a la defensiva, mientras que Robespierre se relaciona con la fase más social y agresiva del proceso; pero en ese contraste, Danton queda también como el político corrupto frente a la integridad de Robespierre.
Georges Danton fue sometido a juicio por el Tribunal Revolucionario y murió guillotinado en la Plaza de la Concordia de París el 5 de abril de 1794.

Honoré Gabriel Riquetti, Conde De Mirabeau

HONORÉ GABRIEL RIQUETTI, CONDE DE MIRABEAU

conde de Mirabeau
9 de marzo de 1749, castillo de Le Bignon, Nemours – 2 de abril de 1791, Conde de Mirabeau, fue un revolucionario francés, escritor, diplomático, francmasón, periodista y político, entre otras cosas.
La difícil relación con su padre determinó su duro ingreso en el ejército. Victor Riquetti no quiso comprarle un cargo a su hijo y, en consecuencia, este se dedicó a acumular deudas. Tras una intriga con la amante de su coronel de regimiento, se fugó a París siendo arrestado y encarcelado en la Isla de Ré. Sería la primera vez que este Marqués visitaba la prisión.
Al cabo de poco tiempo, fue liberado y se sumó a la expedición de la isla de Córcega para luchar contra el general corso sublevado Paoli. Después de regresar de esta expedición, en el año 1772, contrajo matrimonio con Emilie de Marignane, hija del marqués de Maignani. Emilie no tenía dote, pero esperaba heredar una gran fortuna. Con la ilusión de una gran herencia en mente, Honore Gabriel empezó a dilapidar una fortuna de la que todavía no disponía, hasta acumular grandes deudas en la provincia de Aix. Fue su padre quien, viendo la escandalosa situación de su hijo, interpuso una demanda de prohibición contra él ante los tribunales. El Marqués volvía a la cárcel.
Su liberación llegaría poco tiempo después, pero esta sería restringida, sólo podía moverse con libertad por su residencia. Ante esta perspectiva, Honoré Gabriel se fugó y fue a reunirse con su hermana, la marquesa de Cabris. En la localidad de esta, volvió a protagonizar escándalos: se batió en duelo con un notable local y fue perseguido por su padre quien, nuevamente, lo enviará a prisión. Esta vez, será preso en un fuerte y podrá beneficiarse de un régimen de libertad limitada gracias al favor del gobernador. Durante este periodo, frecuentará salones y se enamorará de la Marquesa Sophie de Joux de Monnier, joven esposa del presidente de la Corte de Cuentas de Dôle.
En esta época escribirá su Ensayo sobre el despotismo, de cuyo texto importa retener estas líneas: “(…) el despotismo es una manera de ser, horrenda y convulsiva. El deber, el interés y el honor ordenan resistir a las órdenes arbitrarias del monarca, y de arrancarle el poder con cuyo abuso puede destruir la libertad, si no existen recursos para salvarla (…). El rey es un asalariado, y el que paga tiene el derecho de despedir al que es pagado.”
Aunque la publicación de este ensayo fue anónima, pronto descubrieron que Honoré Gabriel era su autor y él huyó para evitar nuevamente la cárcel. Durante este tiempo perseguirá a la Marquesa de Monnier, quien había vuelto a Dijon junto con su familia para protegerse del marido al que había dejado por el Marqués de Mirabeau.

DIPLOMACIA Y ESPIONAJE

En 1785 partió hacia Prusia encargado de una misión especial para un ministro francés que pretendía operar un reacercamiento franco-prusiano a instancias del rey Luis XVI. El rey prusiano, Federico II rechazó la proposición que hacía llegar desde el ministerio. Sin embargo, a la muerte de este, Honoré Gabriel ofreció sus servicios al sucesor y sobrino de aquel, el rey Federico-Guillermo II, y en una carta abierta le propuso reformas políticas del orden del liberalismo, la gratuidad de la justicia y el derecho al empleo y a la educación. Despechado por la falta de interés del monarca, se vengó publicando una “Historia secreta de la corte de Berlín”, sátira del despotismo ilustrado. A esta publicación le siguió “La educación de Laura”, libro que podría parecer a primera vista la sencilla carta que una amiga le escribe a otra, pero que encierra un voluptuoso relato sobre la iniciación sensual y sexual. Nietzsche alabaría posteriormente el libro argumentado que este trataba acerca de todo aquello que les estaba prohibido hablar y sentir a la mujeres nobles en la época del Marqués de Mirabeau.
Escribió una memoria sobre Moses Mendelssohn y sobre la reforma política de los Judíos, e hizo gestiones para participar en la Asamblea de los Notables, celebrada en 1788, en la que su candidatura fue rechazada.
A partir de 1789, hizo campaña contra los privilegios en Provenza, convirtiéndose en un personaje muy popular entre los pobres. Fundó El Correo de Provenza y se unió a la Sociedad de “Los Amigos de los Negros”, publicando varios escritos que denunciaban las injusticias ligadas a los privilegios. Posteriormente, fue elegido diputado del Tercer Estado, tanto por Marsella como por Aix, y optó por esta última. En París, intentó sin éxito llegar a un entendimiento con otros diputados. Finalmente, 17 de agosto, presentó un proyecto de “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano” y, el 19 de septiembre, hizo votar la “contribución patriótica”, apoyando la nacionalización de los bienes del clero.
Su capacidad de oratoria, el respaldo de las clases populares y sus actuaciones políticas, le empujaron a presentarse a Candidato de los Estados Generales en 1789. No fue elegido por sus pares, pero el Tercer Estado de Aix-en-Provence sí votó a favor de Honoré Gabriel y él consiguió su silla en los Estados Generales. Allí, su reivindicación de la nación provenzal y sus Cartas del Marqués de Mirabeau (1789) le colocaron en el centro de la política francesa. Su brillante oratoria y su trabajo en defensa del Tercer Estado acabaron por convertirle en presidente de la Asamblea Nacional Constituyente desde la que intervendría en cuestiones políticas fundamentales como la “Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano”, el Veto Real, la Ley sobre la Declaración de Guerra y la Constitución Civil del Clero.
Partidario de una monarquía constitucional fuerte y de peso, donde el poder del rey pudiera contrarrestar el de la Asamblea, defendió las prerrogativas reales, entre las cuales el derecho de “veto”. En octubre de 1789 entregó al rey una memoria en la que le aconsejaba partir para Rouen. Deseoso de acceder a una cartera ministerial, la Asamblea votó contra él, el 7 de noviembre, un decreto que prohibía la acumulación de los mandatos de diputado y de ministro en la misma persona. A partir de entonces, se mostró partidario de medidas extremistas y sometió al rey un ambicioso plan de corrupción y de propaganda, destinado a crear una violenta agitación social. El rey abandonaría entonces París, disolvería la Asamblea y haría un llamamiento a la Nación, llegando incluso a aplastar la capital mediante un bloqueo y la hambruna. Mientras tanto, de cara a la galería, el Marqués de Mirabeau mantenía sus discursos liberales ante la Asamblea.
Aún combatiendo el absolutismo, Mirabeau era sin embargo un defensor de un poder monárquico constitucional inspirado en el modelo británico. No pudiendo acceder a las carteras ministeriales, se convirtió en el consejero secreto de Luis XVI a partir de mayo de 1790. Pese a sus exhortaciones, jamás fue escuchado y su doble juego fue prontamente denunciado. Pese a todo, su popularidad era aún inmensa cuando le sobrevino prematuramente la muerte el 2 de abril de 1791, sentida ésta como un luto nacional.
Su cuerpo fue pomposamente sepultado en el Panteón, en una de las ceremonias primeras de la exposición de cadáveres en la Revolución. Fue retirado de allí, en 1793, cuando se descubrieron los papeles del armario de hierro de Luis XVI, que probaban su familiaridad con los reyes y su percepción de una pensión de manos del soberano. Es conocido como uno de los espías más conocidos de Francia.

Jean-Paul Marat

JEAN-PAUL MARAT

jean-paul_marat_5Marat
(Boudry, Francia, 1743-París, 1793) Político francés. Nació en el seno de la humilde familia Mara, de origen sardo, de la que tomó su apellido. Estudió medicina en París y se doctoró en Londres, donde en 1774 publicó en inglés The Chains of Slavery, obra en la que critica a la monarquía ilustrada. De este período datan sus primeros contactos con la francmasonería.
Al estallar la Revolución Francesa aumentó su exaltada propaganda de la misma, lo que le granjeó no pocas amonestaciones y enemistades. La publicación del periódico L’Ami du Peuple, plataforma de sus ideas sobre la libertad de expresión y la condena del Antiguo Régimen, lo llevó a prisión por primera vez.
Como miembro del club de los cordeliers, dirigió fuertes ataques contra el ministro Necker, La Fayette y el rey Luis XVI cuando éste trató de huir de Francia. Sus virulentas críticas le obligaron a exiliarse en Londres en dos ocasiones. Sin embargo, sus ideas y su defensa de los derechos del pueblo lo convirtieron en un personaje muy apreciado y popular.
En 1792 tomó parte en las matanzas de septiembre y fue elegido miembro de la Convención y de la Comuna de París, pero tropezó con la animadversión de los girondinos al incitar al pueblo a usar la fuerza y reclamar la dictadura. Cerró su antiguo periódico para publicar el Journal de la Republique Française, y consiguió los votos necesarios para enviar a Luis XVI a la guillotina.
Durante la crisis de la primavera de 1793, los girondinos consiguieron que la Convención le acusase de incitar al pueblo a la violencia, pero fue declarado inocente. La caída definitiva de los girondinos se produjo el 2 de junio de 1793, pero Marat, enfermo y exhausto tras años de lucha, abandonó la Convención. Poco después, el 13 de julio, fue asesinado por la girondina Charlotte Corday.

Véase https://es.wikipedia.org/wiki/Jean-Paul_Marat

Marqués De La Fayete

MARQUÉS DE LA FAYETTE


Marqués de La FayetteMarqués de La Fayette
(Marie Joseph Paul Yves Roch Gilbert Motier, marqués de La Fayette o Lafayette; Chavaniac, Auvernia, 1757 – París, 1834) Militar y político francés. Este joven y rico aristócrata, oficial del ejército de Luis XVI, dejó pronto el ejército y se interesó por la ideología política liberal. Tuvo una intervención destacada en la Guerra de la Independencia de las trece colonias británicas de Norteamérica: primero organizando un cuerpo de voluntarios para combatir junto a los insurgentes americanos, por iniciativa propia y contraviniendo las órdenes del rey (1777), en 1777 se presenta voluntario para viajar a América y participar en las guerras americanas; luego contribuyendo a intensificar la intervención oficial de su país en apoyo de los revolucionarios (1779); y, finalmente, mandando las tropas francesas que colaboraron con el ejército de Washington contra los británicos, tarea en la que obtuvo la decisiva victoria de Yorktown (1781). En Assassin’s Creed III forma parte del bando de George Washington.
Terminada la guerra en 1783 con la independencia de Estados Unidos de América, La Fayette regresó a Francia. En 1789 fue elegido diputado por el brazo nobiliario para los Estados Generales de los que surgió la Revolución. Adherido desde el comienzo a la causa revolucionaria, su prestigio como defensor de la libertad en la pasada guerra contra Gran Bretaña hizo que fuera nombrado presidente de la Asamblea Nacional y comandante de la Guardia Nacional.
Durante los primeros años de la Revolución el «héroe de dos mundos» fue muy popular, al encarnar a la nobleza liberal y el brazo armado del nuevo régimen; pero tuvo también un papel de moderador, defendiendo el mantenimiento de la monarquía constitucional e impidiendo los ataques contra la familia real. En 1791 fue él quien trajo a París al rey Luis XVI, sorprendido en Varennes cuando intentaba huir de Francia; pero fue también él quien ordenó disparar sobre las masas de manifestantes que, como consecuencia, pedían su destronamiento (matanza del Campo de Marte).
Tras la formación del régimen republicano de la Convención (1792), La Fayette dio la razón a quienes dudaban de su lealtad, al huir de Francia después de haber fracasado en el intento de sublevar a sus tropas en favor del rey. Sin embargo, los enemigos de Francia en aquel momento no le acogieron como un aliado y le mantuvieron prisionero, primero en Prusia y luego en Austria; fue Napoleón quien obtuvo su liberación tras derrotar a los austriacos en 1797.
Durante la época del Imperio se mantuvo al margen de la política; pero más tarde contribuyó a forzar la abdicación final de Napoleón (1815) y encabezó la oposición liberal contra Luis XVIII y Carlos X. Durante la Revolución de 1830, la aclamación de las masas le llevó de nuevo al mando de la Guardia Nacional. Desde aquel puesto apoyó el acceso al Trono de Luis Felipe de Orleans; pero volvió a las filas de la oposición tan pronto como comprobó que con la «Monarquía de Julio» no se realizaban sus anhelos de libertad política (1831-34).