CAUSAS Y ASPECTOS BÁSICOS
La revolución francesa abarca un período de
10 años (1789-1799), durante los cuales se establecieron en toda Europa nuevas
formas de organización política, social y económica, surgieron nuevos usos y
costumbres y triunfaron nuevos modos del pensamiento y nuevas
tendencias espirituales.
Las causas substanciales de la revolución
francesa fueron en primer término las arbitrariedades y abusos del antiguo
régimen, ya mencionadas, y en segundo lugar la acción de los filósofos y
enciclopedistas.
Las causas ocasionales de la revolución francesa
fueron la debilidad de carácter del nuevo rey Luis XVI y la grave crisis financiera.
Más de un siglo antes de que Luis XVI
ascendiera al trono (1774), el Estado francés había sufrido
periódicas crisis económicas motivadas por las largas guerras emprendidas
durante el reinado de Luis XIV, la mala administración de los asuntos
nacionales en el reinado de Luis XV, las cuantiosas pérdidas que acarreó la
Guerra Francesa en India (1754-1763) y el aumento de la deuda
generado por los préstamos a las colonias británicas de Norteamérica durante la
guerra de la Independencia estadounidense (1775-1783). Los defensores de la
aplicación de reformas fiscales, sociales y políticas comenzaron a reclamar con
insistencia la satisfacción de sus reivindicaciones durante el reinado de Luis
XVI.
Luis XVI, quién contaba con apenas 20 años de
edad carecía de condiciones como gobernante pues su carácter era débil,
su inteligencia era mediana y se dejó influenciar por su esposa María
Antonieta de Austria y por su primo el Duque de Orleans. Dada la grave crisis
financiera el rey se vio obligado a llamar al gobierno a dos
personajes de reconocida honestidad: R. Jaques Turgot, un hombre de
ideas liberales que instituyo una política rigurosa en lo referente a los
gastos del estado, y a Malesherves.
(Turgot, 1975) "Ni banca rota,
ni empréstito, ni aumento de impuestos". Como el plan económico molestaba a la corte Turgot
lo presentó gradualmente, pero en 1776, cuando estableció un impuesto que debía
ser pagado por todos los dueños de tierras, fuesen o no privilegiados el rey,
por instancia de los afectados, lo obligó a renunciar.
Malesherves intentó garantizar los derechos
de los ciudadanos, pero también se vio forzado a renunciar. Entonces el antiguo
régimen se restableció con todo su vigor.
Para aplacar los ánimos, Luis XVI designó
como sucesor de Turgot a Nécker, un banquero ginebrino de sólida
fortuna personal y gran reputación como financista. Obtuvo grandes empréstitos
que pasajeramente aliviaron la situación financiera. Pero estos remedios
resultaron ineficaces, porque simultáneamente, aumentaron los gastos públicos
como consecuencia de la guerra que estallo entre Inglaterra y
Francia, al apoyar esta última a las colonias inglesas de América del Norte.
Como los privilegiados no deseaban una reforma de fondo provocaron la caída de
Nécker en 1781.
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